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Templo de Hatshepsut

Foto: templo de hatshepsut ( deir el baharí )
Templo de Hatshepsut
 
Los templos conmemorativos se erigían en la ribera oriental del Nilo. Los templos funerarios en la occidental, siempre vinculados a los complejos de las pirámides o a las necrópolis reales.
Una vez muerto su esposo y hermano, tomó el control del país con el cargo de regente sobre su sobrino Tutmosis, futuro Tutmosis III.
 
Las ansias de poder de la regente, así como de la camarilla de nobles y personas que la acompañaban, hizo que al poco tiempo apartase a su sobrino totalmente del poder y asumiese el título de reina. Una vez que murió, el recién entronizado Tutmosis III no decidió olvidar esta afrenta e inició una cruenta venganza contra todo lo que había significado el periodo de gobierno de su tía.
 
La venganza de Tutmosis III alcanzó todos los aspectos imaginables, e incluso, la gran obra de Hatshepsut, el templo funerario construido para ella y su padre, sufrió las iras del poderoso nuevo faraón que había recuperado su poder. Todas las inscripciones que hacían referencia a la fallecida reina fueron borradas a fuerza de martillo y cincel con el objetivo de no permitir que la monarca fuese recordada en los siglos venideros, acabando con las posibilidades de otorgarla una vida de descanso y de tranquilidad en el más allá. La ira también alcanzó al creador de semejante complejo arquitectónico, un tal Senenmut.
 
Senenmut había sido uno de los principales consejeros de la reina Hatshepsut. Los egiptólogos consideran, incluso, que sería el principal hombre de confianza de la faraona, y el que habría instigado que Tutmosis III fuera totalmente apartado del trono. Por eso las iras se dirigieron especialmente contra este arquitecto asesor de la reina.
 
Sólo unas inscripciones se salvaron de la destrucción. Permanecieron durante siglos intactas en un pequeño habitáculo del templo. Gracias a ellas, se pudo saber que el edificio fue obra del arquitecto Senenmut, que lo levantó bajo las órdenes de la reina Hatshepsut.
 
El templo está construido a los pies de un acantilado de las montañas líbicas, dominando toda la llanura de Tebas, el lugar escogido por los faraones de la Dinastía XVIII para excavar sus tumbas, aprovechando la existencia de un anfiteatro natural elevado. La arquitectura y estructura del templo se adaptó perfectamente a la configuración del terreno sobre el que se asentó. De esta manera, Senenmut podría haber realizado una impresionante obra allanando el terreno sobre el que se situaría el templo, sin embargo, concibió una estructura en terrazas perfectamente aclimatada al entorno. No en vano, el edificio en parte esta excavado en la roca, aprovechando las irregularidades del terreno, mientras que sobresale una importante parte del mismo.
 
El edificio se planteó siguiendo unos modelos anteriores. En este caso hay que hacer referencia al templo funerario que construyó el faraón del Imperio Medio Mentuhoteb, ¨Mentuhotep¨, II. Incluso, en cierto modo como reverencia al esplendoroso pasado de este monarca, la reina escogió el lugar inmediatamente adyacente a los restos de este templo.
 
Destaca, especialmente, la simetría de las proporciones y la equilibrada integración de cada una de las partes del conjunto arquitectónico. La combinación de espacios arquitectónicos con formas escultóricas fue una verdadera novedad.
 
El templo de la reina Hatshepsut no era pues, propiamente, una tumba. Tutmosis I inauguró la costumbre de enterrar a los faraones en el Valle de los Reyes. Fue la necrópolis real durante todo el Imperio Nuevo, con cámaras excavadas en la roca.
 
En ella se hallaron los sarcófagos con los cuerpos de Hatshepsut y su padre, en cámaras ocultas bien disimuladas. Un macizo triangular corona el conjunto montañoso del Valle de los Reyes, otorgándole el simbolismo piramidal.
 
Hatshepsut mandó inscribir que había construido su templo para que fuera un jardín para su padre Amón. En la decoración del lado norte del pórtico del primer patio, encontramos escenas de las marismas del Bajo Egipto y en la del lado sur, representaciones de la extracción de los dos obeliscos de la reina y su traslado al templo de Karnak.
 
El pórtico del segundo patio estaba decorado (y lo sigue estando) en su lado sur, con relieves de la expedición enviada por Hatshepsut al país de Punt, y en su zona norte, con los relieves del nacimiento, en los que se ven representados los comienzos divinos de la reina, sobreentendiéndose la legitimidad de su reinado.
 
Hat Hur era la néter a la que estaba consagrada la zona de Deir El Baharí. En el extremo sur de la segunda columnata hay una capilla dedicada a ella. Consta de un vestíbulo con pilares hathóricos, una sala hipóstila de doce columnas y las dependencias interiores, que siguen estando decoradas con varias escenas de la reina y de Hat Hur y con una representación de Senenmut. En el extremo norte de la columnata hay otra capilla un poco más pequeña dedicada a Anubís, que también consta de una sala hipóstila de doce columnas y sus dependencias.
 
La estatua sagrada de Amón viajaba desde Karnak hasta la terraza más alta de su templo funerario, para pasar unos días en la capilla labrada profundamente en la pared rocosa.
Samir Hiweg
 
 

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